

Su nombre deriva de la época hispánica a causa de una hacienda que se localizaba en sus inicios con la misma definición (Hacienda de la Estrella), mientras que durante el período prehispánico se lo nombró como Huizachtecatl, donde se realiza la sobresaliente ceremonia del Fuego Nuevo (considerado como Patrimonio de la Humanidad).
De gran interés turístico en México, en este punto se han descubierto indicios de asentamientos humanos cuya antigüedad proviene hasta el preclásico mesoamericano. Como dato adicional, el sitio fue el lugar elegido para representar la Pasión de Cristo en Iztapalapa (una fiesta religiosa correspondiente a la capital mexicana) y hoy en día, es protegido por el Gobierno del Distrito Federal.
Por otra parte, el Cerro de la Estrella posee una superficie de aproximadamente 1093 hectáreas y su principal acceso es por la Calzada Ermita Iztapalapa que serpentea la ladera norte y la Avenida Tláhuac, al Oeste del Cerro. Además brinda a todos los visitantes un museo donde se exhiben piezas de la cultura antigua y actividades recreativas como ciclismo de montaña y caminatas guiadas por profesionales, las cuales conducen hacia el ascenso de lo más alto de la pirámide, donde se puede admirar vistas panorámicas de 360°.
Y para finalizar el recorrido, existe una leyenda que relata que en la cima del Cerro de la Estrella se presenta una cueva donde vive el Diablo. De esta manera, cuando una persona iba caminando sola por allí, se le aparecía un viejito (o sea el Diablo) y le solicitaba al caminante que lo ayudara a ascender. En el momento que estaban caminando, el viejito comenzaba a proponerle riquezas a cambio de su alma y una vez que llegaban a destino (por cierto lleno de lagos maravillosos), se podían ver al fondo de la cueva algunas ollas de barro repletas de monedas y cuando el visitante tomaba una de ellas, significaba que el Diablo ya se cobraba su alma.
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